EL ÚNICO “HONORABLE MAGISTRADO”
- HERNÁN BUITRAGO GARCÍA Profesor Ciencias Sociales
- 23 nov 2017
- 2 Min. de lectura

Estimado “FABIO MARINO ROJAS VEGA”, en el lugar que se encuentre, indudablemente “debe ser” el mejor, sabe que desde el área de Ciencias Sociales, nos dimos la libertad de llamarlo así, claro, con un profundo respeto y reconocimiento a su interés por la interpretación jurídica sobre el quehacer del maestro y en particular, sobre los derechos a que como trabajadores hacen parte de nuestra rutina: lo laboral, con todas sus interpretaciones, y la lucha por un mejor servicio de salud, al que lamentablemente no pudo disfrutar por causa de un sistema corrupto e inhumano.
Hoy, en la nostalgia que nos embarga, en la silla, hoy vacía, que casi siempre ocupaba en el mismo lugar, recordamos las grandes discusiones que al interior del área solíamos tener, aunque a veces, subiendo la tonalidad terminábamos en el momento especial: el respeto por las diferencias, por los enfoques ideológicos diversos, pero, finalmente buscábamos el camino y los puntos de encuentro que nos llevaban a tomar una determinación.
Sabemos, que como Maestro, tuvo la oportunidad de pasar por las diferentes etapas que un ser humano pueda tener en sus procesos de formación académica; cuántos de sus alumnos hoy profesionales, tuvieron el privilegio de escuchar sus profundas reflexiones académicas y con ellas, el énfasis y el reconocimiento que como seres humanos deberían desarrollarse y formar parte de una comunidad, en donde los mayores méritos se logran en la búsqueda de una sociedad más humana, más justa y pretendiendo cerrar la brecha de la exclusión y las desigualdades.
Fuimos testigos de lo que compartió con nosotros: su brillante inteligencia, su don de persona, su crítica aguda pero constructiva, el visionario que creía que la única manera de encontrar una Colombia más justa y en paz, era a través de la educación, y desde la convicción por el ser maestro como la labor silenciosa, ejemplar, delicada, que reivindica al hombre para servir a la sociedad.
Conocimos del gran amor por la familia, excelente esposo, padre, hermano, dedicado siempre a fomentar los valores, los principios, los más grandes y valiosos sentimientos, tarea que desempeñó en forma ejemplar hasta el último aliento de su vida.
A toda la comunidad educativa del colegio, nos conmovió su partida tan inesperada, tan pronta, pero no son nuestros tiempos, son los tiempos del Todopoderoso que en su infinita misericordia se lo llevó a seguir impartiendo la educación hasta la eternidad.







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